Los crímenes de la Vía Láctea

Peter Mose era un neoyorquino exótico y retraído, descendiente de egipcios, que integraba el grupo de aventureros deseosos de explorar Nubia. Junto con él, estaban el millonario Mark Reggan con su fiel criado tunecino Ojibey; el matrimonio Endicott formado por Sidney y Mavis, única mujer en el grupo, el fotógrafo Steve St. Millan y el deportista Randy Sullivan. Sidney Endicott descubre una plaqueta de oro, imitando un sector de la Vía Láctea, con once diamantes engarzados representando las estrellas mayores, y un jeroglífico en la base. Mose revela que éste contiene una maldición para quien se apodere de la joya. Todos ríen, pero en el momento en que Sidney libera la plaqueta, aparece un extraño personaje, identificado como representante de una secta supuestamente extinguida, que lo mata a distancia con una cerbatana que dispara un dardo envenenado. A partir de ese momento, parece ir cumpliéndose cada uno de los pasos señalados en el mensaje. ¿Existe una secta que hace realidad el vaticinio o hay un sutil asesino que lo aprovecha para lograr sus propios fines?